Pepinos

A los sufridos mortales
es rara la temporada
en que no se nos asusta,
se nos arredra o nos caga,
con noticias alarmantes
sobre comida infectada
de productos y potingues
que hacen estirar la pata.
   Antaño fueron zorzales
que de Chernobil llegaban
con la carga radiactiva
de una central explotada.
   Les siguieron los ingleses,
o hijos de la Gran Bretaña,
“acongojando” a la gente
con las terneras chifladas.
   De Bélgica llegan luego
los pollos de algunas granjas,
que cebaban con dioxinas
y no sé qué mas guarradas,
que a los pollos les engorda
pero a ti te descacharran
porque provocan el cáncer,
y eso sí es una putada.
   Pero no para ahí la cosa
pues decían que también matan
las gallinas y los huevos
y lo que con éstos hagas,
sean revueltos, mayonesas,
o tortillas de patatas,
de manera que los ídem
se te ponen de corbata.
   Y ahora acaban de decirnos
científicos de Alemania
que hay en España pepinos
que si los comes la palmas,
por culpa de unas colitis
que haces caca y te desangras.
Después se han arrepentido,
¿pero el daño quién repara
de no exportar ni pepinos
ni tomates ni naranjas?.
Y la merma del turismo,
(que es de lo que vive España)
puede ser irreversible
por culpa de esas patrañas
si ya no vienen más suecas,
ni francesas, ni italianas,
rusas, inglesas, noruegas,
monegascas o alemanas,
que ya sabemos que vienen
no solo por nuestras playas,
sino por nuestros pepinos
que les flipan y arrebatan.